Sin lugar a dudas la palabra que más oímos en estos momentos
es “crisis”, y para nosotros esa palabra significa “no hagas nada y espera que
el agua agarre su nivel”, o “ya valió…”, o “piensa mal y acertarás”, o “no
tiene caso tratar nada, las cosas no van a cambiar” y otras cosas parecidas
según lo pesimista que seas, pero muy pocas de esas veces somos conscientes de
las oportunidades que ésta nos puede traer.
No estoy diciendo que hay que vivir tapando el sol con el
dedo como si nada pasará; claro que no, es complicado mantener la mente clara
porque la idea “piensa mal y acertarás” retumba en ella. Salvo raras
excepciones, somos muy fatalistas y negativos, expertos en encontrar todas las
razones por las que todo saldrá mal; sin embargo, esa forma de ver las cosas nos
hacen mucho más daño que la situaciones difíciles por las que atravesamos, que
en este caso se llama coronavirus y sus consecuencias.
Algo fundamental para salir reforzados de una situación como
la que estamos viviendo es el manejo inteligente de nuestras emociones, porque
ellas son la diferencia entre fortalecernos gracias a la experiencia que vivimos o ser víctimas
de ella. Y tal vez tú dirás: “pero no es nada fácil mantener la cabeza fría
para tomar buenas decisiones”.
Tienes toda la razón, no es nada fácil porque la incertidumbre
y los cambios nos hacen pedazos a todos. No estamos acostumbrados a vivir en un
mundo en donde lo único estable es el cambio, y a veces suceden en forma muy rápida
afectando nuestra rutina de vida. La situación actual es una de esas ocasiones,
que ponen a prueba nuestra capacidad de adaptación, nuestra flexibilidad, y la
capacidad de ajustar nuestra mentalidad.
Lo más malo no es la situación complicada que vivimos de momento,
sino que estamos comenzando a ser contaminados por un miedo paralizante que
nos aísla en nuestro mundo mental negativo, impidiendo ver las cosas en su
justa dimensión, complicando mucho la comunicación en casa y en el trabajo. Eso
hace que generemos problemas que antes no teníamos, que llegan en un momento cuando
ya estamos con el estrés al 100.
¿Y que podemos hacer al respecto? Tal vez no está en tu mano
resolver lo del corona-virus pero si puedes hacer muchas cosas para manejar bien
tu reacción ante la realidad que tenemos enfrente. Al final del post te
menciono 8 cosas de aplicación inmediata, pero no dejes de leer todo el material.
Lo primero es caer en cuenta que tu reacción ante una
situación depende de la interpretación que le des, y esa interpretación controlará
tus emociones, y ellas tu comportamiento. Dejar que en tu mente se arraiguen
ideas como "no puedo hacer nada", "no depende de mí", o
"no puedo hacer más que dejar que pase la crisis", crearán en
ti emociones de rendición, de pasividad, como son el miedo, la frustración, la
ansiedad, los estados depresivos.
Sobra decir que te vas a paralizar, no por la situación,
sino por las emociones que tú estás generando por las ideas negativas que estás
manteniendo en tu mente. La situación es una cosa y tu forma de pensar sobre
ella es otra, y aunque no está en tu mano mucha veces cambiar la situación,
siempre está en tu mano cambiar tus ideas al respecto.
El miedo en límites razonables es bueno porque nos mantiene
alerta, pero el miedo al miedo es lo que nos paraliza y nos hace estacionarnos
en la idea de “pobrecito yo”. Desde el punto de persona y cómo líder en tu
grupo familiar o trabajo el miedo al miedo es un lujo que no te puedes dar.
Para poder encontrar soluciones necesitamos tener conciencia
de nuestras habilidades y capacidades recordando éxitos pasados para generar en
el presente estados de ánimo como el optimismo, la confianza en nosotros
mismos, y la convicción de que si se puede porque en el pasado pudimos superar
situaciones trabajosas.
Para los mexicanos no es nada fácil desaprender todas las
ideas de limitación y escasez aprendidas desde la infancia, que nos llevan a
reaccionar en lugar de responder a los acontecimientos de la vida. Sin embargo,
situaciones como la que vivimos ahorita nos pueden ayudar a dar ese brinco
hacia nuevas formas de pensar y de actuar y funcionar mejor después del
coronavirus que antes de él.
En 1983 murió un escritor que en lo personal me gusta mucho
porque le entendió bien al asunto del manejo de emociones en situaciones difíciles.
Se llamaba Eric Hoffer, y una de las cosas que enseñaba era la siguiente: "En
épocas de cambio, quienes estén abiertos al aprendizaje se adueñarán del
futuro. En tanto, quienes creen saberlo todo, se encontrarán maravillosamente
equipados para operar en un mundo que dejó de existir".
Es muy probable que a raíz de esta epidemia nuestra manera
de operar en la vida diaria y en el trabajo vaya a tener ajustes impuestos por los
gobiernos, como ya se empiezan a ver algunos, y por eso la apertura mental será
muy importante para aplicar lo que decía una viejita: “antes como antes y ahora
como ahora”.
Por eso será muy importante que tú y que yo y que todos apliquemos
aquello de desaprender y reaprender. Asumir la actitud del avestruz de las caricaturas que
escondía la cabeza para no ver lo que pasaba es garantía de sufrimiento y
problemas. Te repito que en el mundo actual lo único estable es el cambio y la
evolución personal hacia mejores modos de pensar y hacer las cosas. Y eso sólo
lo podemos hacer manteniendo mente abierta y aprendiendo nuevos modos de
funcionar.
Jugar a “me espero a que el agua agarre su nivel” es perder
porque el agua no agarrará el mismo nivel de antes. Y eso no es malo porque con
la mentalidad adecuada el nuevo nivel puede ser mejor que el anterior, aunque
de momento no nos guste el cambio por los “viejos modos” que todavía controlan
nuestra mente.
Está muy claro que en un mundo globalizado donde todo está
conectado, y dependiendo de factores que están fuera de nuestro control, como
es esta epidemia que empieza en China a miles de kilómetros de nosotros y que
hoy nos afecta, la única opción que tenemos para prosperar es perderle el miedo al miedo aprendiendo a
buscar las oportunidades en todo lo que pasa.
Tener miedo no nos hace cobardes ni poco valiosos. Aquella
idea de los charros mexicanos de las películas de “primero muerto que cambiar
porque ya dije” hoy significa morirnos antes de lo que nos toca, así que te
recomiendo no usarla. Debemos aprender a ver los cambios como oportunidades, no
como problemas que más vale evitar. Debemos entender que el miedo no es nuestro
enemigo, el enemigo es no superar ese miedo al miedo que se nos inculcó desde chiquitos.
El nombre del juego ahora es “Cambio de Hábitos de
pensamiento y comportamiento”. Y todo lo relacionado con eso no se puede
cambiar de la noche a la mañana, y requiere su tiempo porque los aprendimos
desde niños. El problema es que esos cambios no se hacen leyendo muchos libros
de superación personal; sólo se pueden hacer a través de la acción.
Por eso debemos aprovechar lo que vivimos en el día a día
como un gimnasio de entrenamiento continuo de nuestros músculos mentales,
aprovechando cualquier situación que se presente como una oportunidad para dejar
atrás viejos hábitos, y aprender nuevas estrategias para enfrentarse a
situaciones difíciles, tanto en la vida personal como laboral.
Al enfrentarnos a un acontecimiento, se pone en
funcionamiento nuestro sistema de creencias generando pensamientos y
comportamientos que dependen de la programación aprendida en el pasado. Esos
hábitos de pensamiento y comportamiento nos hacen reaccionar en lugar de
responder a lo que pasa en el presente, definiendo las acciones que haremos hoy
pero de acuerdo a lo que hicimos en situaciones parecidas en el pasado, y estás
acciones determinan el resultado en la realidad física.
Si el sistema de creencias activado es proactivo, se
activa un ciclo en el que la situación es percibida como oportunidad, se
incrementa nuestra capacidad de adaptación, lo que nos permite encontrar la
mejor respuesta a la situación "difícil", y todo ello deriva en una
nueva situación de vida mejor que la anterior.
Si se activa el sistema de creencias limitantes y miedosas,
se producirá estrés, y esas son malas noticias. La situación es percibida como
amenazante, disminuye nuestra capacidad de adaptación, damos respuestas
inadecuadas a la situación, se generan grandes cantidades de adrenalina y
cortisol en el cuerpo y finalmente nos amarra a sentimientos negativos como al insatisfacción,
ansiedad e angustia, y frustración entre otros.
Para evitar que esas creencias limitantes te paralicen hay
algunas cosas muy prácticas que puedes hacer. Están a tu alcance y casi siempre
tienen la ventaja de que no cuestan dinero. Si las aplicas en tu vida verás
buenos resultados porque están plenamente comprobadas:
1.- No uses tu pecho de bodega. Busca comentar con personas
capacitadas en el tema y de tu confianza lo que te preocupa y esa persona podrá
mencionar soluciones que de momento no se te ocurren. Recuerda que los toros no
se ven igual desde la barrera que dentro del ruedo.
2.- Aprende alguna técnica de meditación adecuada a tus
condiciones de vida. En el canal de YouTube hay cientos de videos al respecto
que te pueden ayudar.
3.- Practica la actitud del agradecimiento a la vida, a
Dios, al Universo o a quién tú quieras por todo lo bueno que tienes. Esto aleja
tu mente del enfoque de carencia y te permite tener en cuenta todo lo bueno que
tienes que te puede ayudar a resolver tus problemas. Deja de lamentarte por lo
que no tienes y valora lo que tienes mientras haces algo para conseguir lo que
no tienes.
4.- Empieza a darte cuenta de las emociones que generan
tus pensamientos, para que puedas
cambiarlos antes de que te hagan pedazos. Muchas veces no puedes cambiar el
mundo externo, pero siempre puedes cambiar tu mundo interno eligiendo ideas o
imágenes positivas que te hagan sentir bien. Y eso no es fugarse de la
realidad, es descubrir que vives en dos realidades al mismo tiempo: tu realidad
externa en donde no tienes mucho control y la realidad interna donde si puedes
estar al mando. Y recuerda que las dos realidades son reales, sólo que una
tiene materia y la otra no.
5.- Cambia tu rutina diaria en forma gradual para adaptarla
a la nueva situación de vida. De esa manera será más fácil para tu mente
acostumbrarse a ella. Si haces muchos cambios de manera rápida tu mente se va a
paniquear y te va a frenar.
6.- Cuida mucho la cantidad y calidad de la información que
ves sobre la situación que te afecta. Ahorita, por ejemplo, hay mucha
información falsa sobre el coronavirus. Tener mucha información no
necesariamente quiere decir estar bien informado(a) y si le haces caso a todo
te vas a estresar mucho de forma innecesaria.
7.- Destina parte de tu día para hacer lo que te gusta.
Camina, pinta un cuadro, ponte a cocinar si te gusta, saca a pasear al perro, ve
una buena película o has algún tipo de trabajo manual como la carpintería por
ejemplo. La vida no es sólo trabajar y pelear con la suegra.
8.- Si sientes que la situación se sale de control, debes
buscar ayuda especializada en el tema que te mortifica. Todos tus problemas ya
están inventados y por eso la solución ya existe, pero tal vez de momento no la
conoces y por eso te parece que el asunto no se puede resolver. Ningún ser
humano nace enseñado y por eso tenemos que aprenderlo todo, y si no lo aprendes
para ti no existe, aunque en la realidad si existe.
Así que ánimo, los mexicanos somos buenos para superar
situaciones adversas como los terremotos que se han presentado, y esta la superaremos
también, pero será más fácil superarla con un mentalidad orientada al “si se
puede”. Qué estés bien y espero estas ideas te resulten de utilidad. Para cualquier comentario sólo necesitas buscar en el lado derecho de tu pantalla la sección "Para ponerte en contacto conmigo" y desde ahí me lo mandas.
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