Actualmente los procesos de cambio son algo tan normal en las empresas como vender y cobrar; sin embargo, en este renglón las cosas no son tan sencillas como se suponen deberían ser. Los procesos de cambio generan estados emocionales problemáticos en las personas involucradas. Esos estados emocionales no tienen nada que ver con el cambio en sí, pero aparecen porque guardamos en nuestra memoria recuerdos dolorosos de situaciones de cambio que se presentaron en el pasado que no salieron muy bien.
La habilidad de manejar el cambio debe ser una de nuestras habilidades laborales, y como cualquiera de ellas se debe desarrollar en base al aprendizaje, con un poco de material teórico y mucha práctica. Una empresa será exitosa en la medida que entrene a su personal para ajustarse al cambio, ya que este no es una opción, es una realidad que solamente tiene dos caras, como las monedas: o se provoca o se sufre. La única diferencia entre las dos opciones es realizar el cambio en el momento adecuado, porque el cambio se va a dar con nosotros, sin nosotros o a pesar de nosotros. Es una realidad que nos resulta difícil digerir.
Los mexicanos en particular batallamos mucho con esto porque se nos enseñó a ligar nuestra auto estima a la aprobación de otras personas. Los cambios implican riesgos que preferimos no correr por miedo a cometer errores que hagan que las personas piensen que somos retrasados mentales... recuerda que "no hay que enseñar el cobre". Por eso la idea de "más vale malo conocido que bueno por conocer".
Necesitamos que quienes nos rodean "avalen" nuestro valor y por eso la desaprobación, la crítica y el rechazo nos duelen tanto y producen mucho miedo, cuando la realidad es que lo único que hacen la mayoría de las personas que nos rodean es estorbar nuestro desarrollo. El miedo "al que dirán" es el responsable de que hagamos muchas cosas que no nos gustan; sin embargo, ese "que dirán" sólo es un fantasma en nuestra mente porque en nuestra realidad física no existe.
Nuestra mente, en el afán de evitarnos el sufrimiento derivado de nuestros MIEDOS INFUNDADOS, racionaliza y disfraza nuestros temores con "razones" que justifican no realizar los cambios. Suenan aceptables, realistas, y "normales en cualquier persona madura y con los pies en la tierra", pero en realidad sólo son una cortina de humo para ocultar nuestras inseguridades. Algunas muy comunes son las siguientes:
1.- Estoy esperando el momento correcto.- En ningún lado existe "el momento correcto" para nada. Las personas exitosas CREAN SUS MOMENTOS CORRECTOS, a través de la preparación, la planeación, y el manejo del riesgo; que si bien nunca se puede eliminar si se puede minimizar. En un mundo en donde lo único estable es el cambio la sensación de seguridad no viene de la estabilidad, sino del conocimiento. Tenemos que aprender a bailar "al son que toquen".
2.- Es que ya traté y no jaló.- Edison, el inventor, decía que un "genio" es una persona con un 10% de inspiración y un 90% de transpiración. Debes recordar que como ser humano NO NACISTE ENSEÑADO y que todo lo tienes que aprender, y el aprendizaje es un proceso de prueba y error. Frecuentemente el cambio implica trabajar con algo nuevo en nuestras vidas, algo que no hemos vivido o hecho antes y necesitaremos aprender, y eso implica equivocarse, pero cuando aprendemos de las equivocaciones es que podemos alcanzar el objetivo. Alguien decía que el camino más corto al éxito es el fracaso.
3.- Es que todavía no tengo todo listo para empezar.- Nunca tendrás "todo listo para empezar" porque no es posible conocer todos los detalles que se presentarán en el futuro y siempre habrá imprevistos, sorpresas que no son predecibles, y ajustes de último momento. Este es el principal problema de los perfeccionistas, que como no se dan permiso de equivocarse por miedo a que los den de baja de Facebook, nunca empiezan nada; quieren tener "todos los detalles bajo control" cosa que, claro está, no es posible. El perfeccionismo es el peor enemigo de la eficiencia. Ten cuidado con este punto porque puede hacer tu vida miserable.
4.- Es que siempre se ha hecho así.- Un coach en temas empresariales llamado Alberto Alvarez Morphy dice que esa frase "pudre a las personas y mata a las empresas", y no se equivoca en nada. Es lo que en términos más de la calle llamamos "ceguera de taller". Nos hemos acostumbrado a nuestros patrones de pensamiento y de comportamiento al grado de que ya ni sabemos que los tenemos. Es como las personas que usan lentes y a veces los andan buscando y los traen puestos. Están tan acostumbrados a usarlos que ya ni siquiera los sienten en la cara.
El mejor remedio para la ceguera de taller es preguntarle a "alguien de afuera" como ve las cosas. Aquí pueden ser personas de otros departamentos de la empresa, socios comerciales, asesores externos, etc. Muchas veces personas que no saben nada del tema brindan opiniones muy valiosas porque su mentalidad no está condicionada por costumbres o prejuicios que ya tienen quienes "viven en el taller".
Así que procura convertirte en un "experto(a) gestor(a) del cambio" porque el cambio llegó para quedarse, y por los avances tecnológicos cada vez será más acelerado y radical. Te repito que contigo, sin tí o a pesar de tí el cambio es una realidad cotidiana. La
creatividad, la disposición al cambio y el talento para visualizar el futuro
serán los factores que determinan la gran diferencia entre los que reaccionan
al cambio y los que lo inventan.
Si quieres abundar en más ideas relacionadas con tu cambio personal has clic aquí. Tu capacidad de adaptación a nuevas situaciones será el factor que determinará tu calidad de vida personal y laboral de aquí en adelante, así que como con el dentista: "flojitos y cooperando" y todo estará bien.
viernes, 24 de julio de 2015
ADMINISTRANDO EL CAMBIO COMO PARTE DEL QUEHACER DE LA EMPRESA
Etiquetas:
adaptación al cambio,
bienymejor,
creatividad,
eficacia,
éxito,
éxito profesional,
innovación,
liderazgo,
mario arosemena,
mario francisco arosemena,
mejoramiento profesional,
productividad
Suscribirse a:
Entradas (Atom)