No importa que puesto dentro de la empresa ocupes, siempre es importante saber qué objetivos quieres lograr con tu quehacer diario, y definir eso no es asunto de iluminación divina ni de consultar al brujo del vecindario. Es asunto de planeación, es asunto de estructurar un proceso ordenado, que en forma gradual nos lleve a alcanzar nuestras metas en el tiempo que consideramos deberían ser realidades físicas en nuestro mundo físico, no meras imágenes visualizadas en nuestra realidad mental.
No importa qué tipo de planeación estemos haciendo, si es de todo el negocio o de una de las áreas o inclusive de nuestro puesto de trabajo. Todos deben seguir los mismos pasos para que sea efectivo el proceso, y realmente se tengan resultados tangibles y medibles.
Si quieres que tus planes sean algo más que ejercicios mentales y que efectivamente produzcan el resultado que esperas, necesitas trabajar en tres aspectos: a) aspecto estratégico, b) aspecto táctico, y c) el aspecto operativo. A manera de ejemplo pudiera decir que mi objetivo es tener el 50% de la venta de “coyotas de miembrillo” en Hermosillo en un plazo de 5 años.
El aspecto estratégico tiene como fin identificar todo lo que necesitaré tener en un plazo de 3 a 5 años para producir y comercializar las coyotas. Lo primero será estimar el volumen necesario en 3 años estimando el consumo diario por habitante de coyotas de miembrillo, número de habitantes en 3 años, y cosas así para llegar a estimar que son 15000 coyotas diarias. Luego seguiría abocarnos a la maquinaria que necesitaremos en tres años para producir 15000 coyotas diarias, su costo y proveedores, canales de distribución, suministro de los miembrillos, etc. expresando todo eso en términos medibles.
Con una visión clara de lo que necesitamos lograr dentro de 3 años pasamos a la planeación táctica que contemplaría el panorama en los siguientes dos años. Esto implicaría localizar donde están los miembrillos, empezar a hablar con los dueños – que seguramente abundan en la región – cuidados necesarios en el manejo del miembrillo, etc. para poder producir y comercializar 15000 coyotas diarias dentro de 3 años.
De aquí pasamos al plan operativo; o sea, mi agenda de trabajo diario para los próximos meses. Ya son cosas más específicas que irán permitiendo que los aspectos tácticos y estratégicos sean una realidad en su momento. Por ejemplo, aprender cómo se maneja el miembrillo para aplicarlo en la coyota, determinar cuántos miembrillos por coyota, el consumo actual de coyotas, aceptación actual del miembrillo comparado con el jamoncillo. Conseguir los teléfonos de los miembrilleros, etc. para definir el impacto real del miembrillo en Hermosillo.
Es en esta etapa donde se empieza a dar forma a los presupuestos de operación y a la evaluación de recursos financieros, materiales y humanos para lograr que en 5 años 50% de las personas prefieran el miembrillo sobre las otras opciones. Dado que el proceso se ha ido estructurando empezando por el largo plazo se tendrá una buena visión general de todo el proyecto y eso permite una buena definición del plan operativo, que a medida que se ejecute y pase el tiempo se irá afinando.
La parte problemática para la mayoría de las personas es llegar a accionar para concretar las ideas que se han estado visualizando. Aquí es muy importante recordar que el mundo no funciona en base al deseo, SÓLO FUNCIONA EN BASE A LA ACCIÓN. La ejecución de los planes implica poner en marcha las actividades que permitan utilizar los recursos para el logro de los objetivos.
Sin embargo la utilización de los recursos no es suficiente, hay que monitorear en forma permanente que estos recursos aplicados estén generando los resultados esperados, de tal manera que todo el proceso garantice el logro de objetivos, en este caso que el miembrillo acabe dentro de la coyota y que llegue a cada hogar hermosillense.
Este monitoreo continuo constituye entonces el punto que garantiza resultado exitoso a todos los procesos de planeación y ejecución del proyecto. Sin proyecto no hay objetivos y sin objetivos no hay planeación, y resultará difícil medir y aún más difícil decidir qué se debe hacer. Resumiendo: sin planeación no se concretará el proyecto y el miembrillo nunca llegará a la coyota para deleite de los hermosillenses. El ciclo es muy simple pero completo y puede ser la diferencia entre imaginar coyotas y comer coyotas.
Sus planes deben empezar con un proyecto, luego pasar de un plan estratégico, a uno táctico, y luego a operativo, con un plan de ejecución, unas métricas para seguimiento y un ciclo de calidad. Asi el miembrillo estará donde debe estar, trayendo bienestar a todos los involucrados ¡¡ya no solo será un sueño mental!!
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