lunes, 24 de julio de 2017

PARA TRATAR CON PERSONAS DIFÍCILES

En una organización, junto contigo trabaja un grupo diverso de personas, que deben, en teoría, complementar e integrar sus esfuerzos para sus trabajos adecuadamente. Sin embargo, en la realidad las cosas no funcionan así ya que surgen conflictos entre personas que deben trabajar juntas, pero que quizás no les gusta hacerlo. Aquí es donde la cosa se empieza a complicar; cómo decimos aquí: "es donde la puerca tuerce el rabo".

Las “personas difíciles”,  que ahora también les dicen "tóxicas", se encuentran en todas partes, y se caracterizan por hacer difícil la comunicación entre todos, e incomodar a otros.  Siempre se quejan pero nunca aportan soluciones, ven todo negativo, son expertos en ver los defectos de los demás y siempre los están mencionando, cómo una forma de evitar que se noten sus propios defectos. Casi podríamos decir que disfrutan sus comportamientos problemáticos para atorar a quienes los rodean. Son esas personas que están dispuestas a quemar su propia casa para que se queme la casa del vecino. 


Lo más seguro es que al estar leyendo lo anterior empieces a pensar en fulanito y manganita; sin embargo, lo que me gustaría que hicieras es crear consciencia de tu propia toxicidad. Juzgar a otros es un ejercicio inútil que sólo te amargará el hígado. Analizar tu propia situación si puede ser constructivo porque te abre la posibilidad de cambio en caso de que seas un(a) profesional de la prosperidad. La pregunta del millón es 

¿Eres tú una persona difícil?



Estrategia para trabajar con personas difíciles.

Dos especialistas en Recursos Humanos, Thomas y Killman, afirman que para el manejo de conflictos hay 5 estrategias: evitar, ceder, forzar, comprometer, o colaborar. Sin embargo, ante “personas difíciles”, hay que aplicar “estrategias especiales”,en donde hay que seguir 4 pasos para encontrar la mejor forma de resolver o minimizar el problema. 


Paso 1: Identifica el problema. Comienza por tratar de entender la naturaleza del problema. Esto significa identificar el comportamiento específico que es inaceptable, determinar con quién surge y con qué frecuencia ocurre.


Paso 2: Examina las relaciones. Examinar cómo la “persona difícil” interactúa con los demás proporciona algunas claves acerca de las posibles causas de su comportamiento. Identificar por qué ocurre y por qué es molesto ayuda a buscar una posible solución.

Paso 3: Determina la causa. El comportamiento difícil siempre tiene alguna(s) causa(s), como puede ser: baja motivación, problemas de personalidad, o una incomodidad general por enfermedades físicas, problemas económicos sin resolver, etc.

Paso 4: Logra un acuerdo con la persona difícil para trabajar buscando cambiar la conducta problemática.


Estos 4 puntos los debes aplicar A TI MISMO(A), porque repito: Aquí el punto no es analizar el comportamiento del vecino, SINO EL TUYO PROPIO. Una vez que has determinado las causas de tu comportamiento elabora un plan del enfoque que mejor se amolde a tu naturaleza para hacer los cambios necesarios. Para lograr esto puedes hacer lo siguiente:

a) Reúnete contigo mismo(a). Date el tiempo suficiente para poder hablar contigo sobre el tema. Escoge un momento en que puedes estar calmado(a) y sin interrupciones. Un tiempo bueno es al despertar antes de levantarte o regálate 30 minutos y ve a caminar un ratito.

b) Describe tu comportamiento difícil de una forma no acusatoria. Darte con el látigo es inútil. Concéntrate en los sentimientos negativos que genera tu comportamiento. Puedes elegir 1 ó 2 comportamientos negativos, para evitar agobiarte demasiado y deben ser comportamientos sobre los que debes hacer algo para remediarlos.

c) Evita ser manipulado(a) por tu ego, porque tratará de evitar que hagas el análisis haciéndote pensar cosas como: “Qué caso tiene hacer esto, si todos van a seguir siendo iguales cambie yo o no”, “Esto es una pérdida de tiempo, no tiene caso”, “Tengo muchos pendientes, mejor mañana lo hago”, “No tiene caso porque nadie valora mis cambios”, etc. Debes tener muy presente que el primer beneficiado(a) ERES TÚ, y lo haces para tú estar mejor… no para hacerle un favor a alguien.

d) Define en pocas palabras el cambio de comportamiento que quieres lograr. Debes tener mente abierta acerca de cambiar tu meta o solución, si ves que es lo adecuado.

e) Pide ideas para lograr el cambio y sobre cómo lograrlo. Recuerda que no naciste enseñado(a) y en estas cosas siempre tenemos que aprender porque nadie nos enseña a ser este tipo de ejercicios.

f) Define un plan de acción. Recuerda que la vida no funciona en base al deseo sino en base a la acción. Comience con las metas a corto plazo y que se puedan obtener fácilmente.

g) Especifica una fecha de evaluación de resultados. Esto te recordará cuando debes revisar el progreso en la implantación del plan.

h) Dale seguimiento a tu progreso. Reconoce y FELICÍTATE por cualquier progreso que vayas logrando. Si no ha habido ningún cambio en el comportamiento difícil, vuelve a evaluar el plan de acción y cámbialo si es necesario.

A veces, remediar el comportamiento problemático toma un poquito de tiempo porque pueden ser hábitos de pensamiento muy arraigados o situaciones emocionales que hay que aprender a manejar. Mientras logras avances en tus comportamientos hay algunas cosas que puedes hacer para minimizar los problemas QUE TÚ CAUSAS al tratar con otras personas.

1.- Mantén la calma y ten mucho cuidado en no convertir las situaciones en ataques personales, porque vas a sacar boleto para una bronca.
2.- Escucha con atención a las otras personas sin agarrar en forma personal sus puntos de vista. Evita interpretar a tú modo lo que la otra persona dice

3.- Decide con anterioridad qué comportamiento tendrás y que aceptarás de la otra persona para mantener el respeto mutuo. Recuerda a Benito Juárez: “El respeto al derecho ajeno…es la conservación de los dientes…”

4.- No pierdas confianza en tí mismo(a), y en tu capacidad aprender a relacionarte bien con los demás.

5.- Date un premio cada vez que logres interactuar con quienes te rodean sin convertirte en el “dolor de cabeza” de siempre.

Alguien dijo: “Tú debes ser el cambio que esperas ver en los demás…” y eso es totalmente cierto. Así que quiérete un poquito y empieza a trabajar contigo y verás que las cosas mejoran en ti, en tu casa, y en todo lo que te rodea.






miércoles, 12 de julio de 2017

LA GERENCIA EN EL SIGLO XXI

Los cambios en el entorno también influyen en los enfoques gerenciales, que surgieron y predominaron en condiciones que se han modificado sustancialmente. Entre las tendencias y demandas “para la gerencia del Siglo XXI” se encuentran las siguientes: transitar de la dimensión y escala, a la velocidad y capacidad de reacción; de la autoridad formal y el control desde arriba, al otorgamiento y desarrollo de poder y facultades (empowerment); de la rigidez en las organizaciones, a las organizaciones flexibles y virtuales; del control por medio de reglas y jerarquías, al control por medio de visión y valores; del análisis racional y cuantitativo, a la creatividad y la intuición; de la necesidad de certeza, a la tolerancia a la ambigüedad; de la independencia y autonomía de la empresa, a la interdependencia y alianzas estratégicas; del enfoque organizacional interno, al enfoque en el medio competitivo; de la ventaja competitiva, a la ventaja cooperativa, entre otros.

Diferentes especialistas también se refieren a las nuevas tendencias en las llamadas “funciones directivas” (planificación, organización, mando y control). En la función de planificación, las principales tendencias que se señalan son: el tránsito de la planeación “clásica”, al enfoque de la estrategia; el análisis del “pasado al futuro”, buscando tendencias anteriores, se sustituye por el análisis del futuro al presente, concibiendo diferentes escenarios futuros y planes de contingencia (que hacer si…); del plan y la implementación como procesos separados, a concebirlos como un proceso único, integrando ambas; de la tecnología como factor estratégico, a los recursos humanos como el más estratégico; de la focalización en la empresa, a considerar el entorno como punto de partida de cualquier estrategia.

En la función de organización, las tendencias se mueven: de las estructuras jerárquicas a las estructuras planas y flexibles; de los manuales y normas detalladas, como factores reguladores, a la visión, los valores y la cultura, como los factores principales para la integración del trabajo en las organizaciones; de la estabilidad, como elemento organizador, al cambio y la innovación como factor de adaptación constante a las nuevas situaciones.

En la función de mando, las tendencias se mueven en las siguientes direcciones. De la autoridad, como factor de disciplina, al liderazgo, como elemento movilizador; de “dirigir A LOS hombres” a “dirigir CON LOS hombres”; de los recursos humanos, como un “objeto” del proceso de dirección, a considerarlo como un “sujeto” clave, participante; de la motivación, muchas veces manipuladora, a la creación de un sentido de pertenencia; de la delegación, al empoderamiento (facultar, dar poder, desarrollar).

En la función de control, se trabaja por moverse de la autoridad, al autocontrol y compromiso; de la orientación hacia los procesos (decirle a cada cual “como” debe hacer las cosas), a los resultados (concretar lo “que” debe lograr), resumiendo que el jefe defina el “que” y el subordinado genere el “como”; los valores, como instrumento de orientación del funcionar de los miembros de la organización.

Las capacidades principales para gerenciar en el entorno moderno son: flexibilidad y disposición para el cambio, asumir riesgos, e innovación constante. En un plano más general, los retos que tienen los gerentes para ser efectivos en las nuevas condiciones, según diferentes especialistas, se mueven en las siguientes direcciones:

De operar en un medio definido y de cierta estabilidad (hasta los años 70-80); a operar en un medio poco definido y en constante cambio y movimiento. Aprender a gerenciar la incertidumbre y la complejidad. De la disposición para realizar tareas concretas, de determinada reiteración; a la habilidad para realizar actividades creando expectativas y motivación entre sus seguidores.

De la capacidad para el trabajo individual, a la capacidad para crear e integrar equipos. De una formación técnica-específica, a una formación integral que le permita la interpretación adecuada de los fenómenos y tendencias del entorno y anticiparse a estas.

Como se puede ver el factor que determinará el éxito en la gestión de las Gerencias es la flexibilidad y la capacidad de prepararse para ambientes inciertos. Anteriormente la sensación de seguridad de las personas venía de la estabilidad, en la actualidad lo único estable es el cambio, y la sensación de seguridad debe venir del conocimiento.

Se acabaron aquellos tiempos de “así se ha hecho siempre” y estamos en los tiempos de la creatividad (pensar mejores formas de hacer las cosas) y de la innovación (hacer las cosas de forma más eficiente y productiva). Es difícil inventar algo que no exista, pero siempre es posible encontrar formas de mejorar los productos o servicios que ya existen. Los gerentes del siglo XXI deben ser expertos en innovar, de eso depende su desempeño y el desarrollo que puedan lograr en su actividad profesional.