“El cambio” en el ambiente de negocios es algo que llegó
para quedarse. Funcionar en un mundo globalizado requiere constantes ajustes
provocados por nuevas condiciones de mercado, mayor competencia, cambio de en
las leyes que se aplican a la empresa, nuevas formas de ser de las personas, la
tecnología en las comunicaciones, etc.
Y en esos procesos de cambio hay dos puntos centrales: a) se
da a través de un proceso gradual y b) Errores cometidos en cualquiera de las
fases del cambio normalmente afectan todo el proceso porque las personas
pierden el interés o la inercia que ya se había ganado. Para evitar estos
errores es importante tener las siguientes etapas dentro de los procesos de
cambio.
1.- Que cuando menos el 70% de la Dirección de la empresa
vean el cambio como algo que no debe aplazarse más. No se puede pretender que
los cambios empiecen sin que la Dirección ponga el ejemplo. Muchos directivos
creen que es suficiente mandar un correo electrónico a los subalternos, pero se
olvidan que las personas no queremos dejar nuestro círculo de confort.
2.- Formar un equipo de personas responsables de provocar el
cambio. En este equipo debe haber 1 o 2 directores de alto nivel y debe
incluirse también 4 o 5 personas de mandos intermedios, porque ellos están en
contacto más estrecho con el personal administrativo u operativo. La práctica
demuestra que es este equipo y no la Dirección la que logran implementar el
cambio real.
3.- El equipo que promoverá el cambio debe desarrollar una
estrategia para vender la idea al resto de la organización. Equivale casi a una
campaña de marketing. Deben enfatizarse los beneficios del cambio, la forma de
lograrlo, los problemas que se eliminarán con el cambio, etc. y sobre todo, que
el cambio es fácil y posible de lograr.
4.- Se debe difundir la estrategia entre todos los
involucrados en el cambio. Muchas veces se hacen los pasos anteriores, y se
olvida difundir las ideas. El cambio sólo se dará si muchas personas compran la
idea, al margen de lo que piense la Dirección, e igual que el cliente, deben
estar convencidos que el cambio es una opción que les conviene.
5.- El equipo debe ayudar a los involucrados a eliminar los
obstáculos reales o IMAGINARIOS que puedan surgir. A veces los obstáculos sólo
existen en la mente de la persona, pero a veces dentro de la organización
algunas personas bloquean el cambio por no convenir a intereses personales, a
veces hay un sindicato o problemas de que los sistemas de evaluación anteriores
no favorecen el cambio, etc.
6.- Deben darse a conocer los pequeños logros que se vayan
obteniendo en el proceso de cambio para demostrar a las personas que sus
esfuerzos están produciendo resultados favorables. Saber que está habiendo
avances aumenta el entusiasmo y el deseo de cooperar, porque todos queremos ser
parte de algo que funciona.
7.- Utilizar estos logros parciales como motivación para
asumir retos y responsabilidades más
grandes. El cambio en realidad es un proceso que nunca termina, y la inercia
obtenida por los pequeños logros se puede aprovechar para proyectos más
ambiciosos.
8.- Lograr que los cambios implementados se vuelvan “el modo
normal de hacer las cosas aquí”. Cuando los involucrados tienen esa mentalidad los
cambios ya se han hecho parte de la cultura de la empresa y será necesario
enfatizar los beneficios logrados para que no se pierda el interés y el impulso
logrado.
Si se siguen estos pasos es muy probable que se logren los
cambios necesarios para que la empresa siga siendo rentable y sostenible en el
largo plazo. Cuando no se siguen casi siempre tenemos solamente “otro intento”
y las personas son más difíciles de motivar porque se arraiga la idea de que “al
cabos nunca pasa nada, qué caso tiene hacer el esfuerzo”. Esa mentalidad es un
lujo que ningún empresario exitoso se puede dar.